GATOS POR EL MUNDO
CROACIA
Por Cristina G.
¿Conoces Croacia? Yo no había oído hablar de este estupendo país hasta
hace bien poco. Resulta ser uno de los destinos turísticos más en auge, debido
a su clima mediterráneo y sus impresionantes costas. Es un país con forma
alargada, donde la mayoría de sus más de 4 millones de habitantes deben habitar
en la costa o en alguna de sus innumerables y bellas islas.
Durante mi viaje pude disfrutar
de los mandarinos y granados con sus frutos, de los viñedos, de sus fantásticas
aguas y tranquilos paisajes. Y entre toda esta belleza, estaban los gatos.
Había gatos por las calles y
sitios resguardados donde se veía que les alimentaban. Parecen algo diferentes
a los gatos españoles porque daban la impresión de ser más chatos de cara y más
pequeños de cuerpo. Pero si hay algo que me llamó la atención era la
tranquilidad que demostraban ante las personas. No salían corriendo, ni se
asustaban si pasabas a su lado. Tampoco esperaban que les acariciases
demasiado, sólo querían seguir donde estaban, siguiendo el ritmo de su propia
vida.
Paseando por las calles de la
ciudad Porec encontré un refugio muy peculiar. En una especie de gran patio de
una pequeña casa había un recinto cerrado con verjas de barrotes, con espacios
para gatos y perros, que descansaban tranquilamente en sus dominios. Algún gato
estaba tomando el sol fuera de las verjas, pero no eran amigos de muchas
caricias. Parecían dueños y señores de sus propias vidas. En este refugio
disfrutaban de múltiples puntos de alimentación y agua, así como zonas de
descanso.
Parecía un poco destartalado, pero me quedé con la impresión que
alguien vivía con ellos. En la puerta había cuadros de felinos en gran tamaño y
una nota explicando que se trataba de un refugio donde se cuidaba a los
animales y se solicitaban donaciones para seguir con dicha labor.
Es difícil confirmar si los gatos
estaban esterilizados o no, pero el aspecto de su pelaje y su condición
corporal eran buenas. En otros lugares vi gatos que no estaban esterilizados y
gatitos con ojos enfermos pero preguntando a la gente, por todo el país, no
tenían mucho conocimiento sobre la existencia de albergues felinos. Finalmente
encontré un albergue canino en la ciudad de Dubrovnik, en lo alto de una colina
con bonitas vistas sobre la bella ciudad. Había más de 300 perros en diferentes
parcelas. No todos estaban esterilizados y había algunos enfermos. La gente fue
muy amable conmigo y les alegró tener a alguien que les ayudase a retirar las
heces de los perros. Dediqué unas horas de mis vacaciones a colaborar con ellos
y sentí que mis vacaciones me habían enriquecido de una manera especial. Algo
tan sencillo como eso era una gran ayuda ante tantísimos perros. Los gatos
recogidos estaban en casa de la persona responsable del centro, según me
dijeron. Pero me dieron mucha pena porque había perros preciosos, juguetones,
cariñosos, y otros enfermos, con heridas, delgados.
Creo que
debemos concienciarnos de lo importante que es el control de la cría
indiscriminada, ya que muchos de esos animales criados en casas particulares,
en la calle, etc acaban en centros donde son poco más que un número en las
estadísticas para toda su vida.
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