viernes, 20 de junio de 2014

GOLPE DE CALOR GATUNO


 
Por fin ha llegado el tan ansiado verano para todos. Dïas de sol, piscina, playa...y calor, mucho calor. Los que tenemos gatitos sabemos que les encanta el calorcito y echarse siestas al sol,  pero debemos de tener cuidado porque, al igual que a nosotros, les puede dar un golpe de calor.
Los golpes de calor se suelen dar en lugares poco ventilados, cerrados, con mucho calor y húmedad. Puede ser una habitación pequeña, el coche, el trasportín...
Para evitar que a nuestros peluchines les pueda dar un golpe de calor debemos de tener en cuenta una serie de recomendaciones que dan todos los veterinarios: 
  • Darles más agua de lo habitual y cambiarsela con más frecuencia para que permanezca fresquita.
  • Procurar que tengan acceso a un lugar fresquito de la casa
  • La comida húmeda  a temperatura ambiente
  • No fuerces a jugar a tu gatito en momentos de mucho calor. No te asustes si le ves más inactivo, eso le ayuda a regular su temperatura corporal. 
El gato que ha sufrido un golpe de calor muestra los siguientes síntomas:

  • Está perezoso y sin ganas de moverse.
  • Su respiración es rápida o costosa y las mucosas de las encías y de la conjuntiva están azuladas.
  • Temblores musculares e incluso vómitos.
  • Le aumenta el ritmo cardíaco.
  • Se tambalea.
A raíz de estos síntomas, si el animal no es tratado a tiempo, puede que esta dolencia se agrave y:
  • Le aparezcan pequeñas manchas de sangre en la piel.
  • Padezca una hemorragia gastrointestinal.
  • Sufra una insuficiencia hepática o renal.
  • Se vea afectado por un edema cerebral.
  • Le fallen los órganos.

¿Qué podemos hacer si vemos que nuestro gato está sufriendo un golpe de calor?
Es importantantísimo llamar al veterinario y acudir inmediatamente. Mientras acudimos al veterinario podemos tomar una serie de medidas para evitar que la situación se agrave. Toma nota: 

Pasos a seguir ante un golpe de calor:


  • Para bajar la temperatura corporal del animal deberemos llevarlo a un sitio fresco y aplicar frío en las zonas más importantes, como son la cabeza, el cuello, las ingles y las axilas. De este modo, refrescaremos la sangre que va hacia el cerebro, evitando un posible daño cerebral, y bajaremos la velocidad de la respiración.
  • Deberemos poner al animal bajo un chorro de agua (no muy fría) y humedecerle la boca sin obligarle a beber, puesto que puede que sea incapaz de tragar o que mucha agua lo ahogue. Cuando veamos que la respiración se ha normalizado, podremos sacarlo de debajo del agua pero manteniendo siempre el control de su temperatura..
  • Lo que nunca debemos hacer es cubrir al gato con una toalla húmeda, porque al contrario de lo que pensamos aumentará el calor. Igualmente evita utilizar agua demasiado fría. El contraste puede ser demasiado drástico para su cerebro. Utiliza agua recién salida del grifo.

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